Hoy es un día grande por partida doble: me estreno en este blog (que ya era hora de escribir cositas mías), y por fin encendemos el horno de leña para hacer las auténticas magdalenas de la tía Tere. Os cuento la historia:
La tía Tere es una tía de Luismi que vive en un pueblecito de la zona media de Navarra (Esténoz), donde nació y vivió muchos años su padre Luis, que más adelante, de mozo se trasladó a Pamplona y tuvo a su familia. Desde pequeño Luismi iba a menudo al pueblo a ver a sus familiares con sus padres y hermanos, a cuidar la huerta, a bañarse al pantano, a recoger la uva con su tío Florencio, a perseguir a los gatos, a esconderse por los mil y un recobecos de una casa palaciega inmensa y a comer cosicas ricas que la tía Tere preparaba como buena etxekoandre en el fogón de leña de la casa. Sus recuerdos infantiles se impregnan con el olor y el sabor de unas magdalenas que su tía les preparaba esos días de visita con mucho cariño. Hace años que
Nos hacía mucha ilusión poner ese hogar ya que forma parte de la historia de la familia…y aunque ya lo habíamos estrenado para cocinar sobre el él los caldos, las alubias y los guisos, este fin de semana nos animamos a hacer en el horno las ricas magdalenas de la tía Tere.
Participamos un montón de entusiastas reposteros: Arantzazu y Eli, Mª José y Alejandro, Pili y Ana, Ada y Noé y Luismi y yo misma. Nos pusimos el punto de harina en la nariz (un truco para que salgan bien las masas) y a trabajar… La verdad es que fue un rato muy majo, nos lo pasamos muy bien alrededor de la mesa de la cocina siguiendo los pasos de la receta:
– Pesar 3 huevos y echar esa cantidad de mantequilla, harina y azúcar.
– 2 limones rallados (sólo la parte coloreada de la cáscara)
– 1 cucharada de levadura Royal.
Se separan las yemas de las claras. Deshacemos el azúcar con la mantequilla a fuego muy suave. Incorporamos las yemas, la harina, la levadura y el limón rallado. Batimos las claras a punto de nieve y las añadimos al final con un movimiento envolvente.
Llenamos los moldes hasta la mitad y las metemos al horno hasta que se doren.
Y listas!!!!
Nosotros preparamos el doble de cantidad porque estábamos un montón, y no las contamos, pero salieron unas 40, y por las que quedaron debían estar ricas… las guardamos para el desayuno, aunque a los peques les dimos después de cenar.
Para ser la primera vez no estaban mal del todo, algunas se espachurraron un poco porque las sacamos del horno y las volvimos a meter, no le pillábamos bien la temperatura, en fin, que no quedaron muy subidas, pero de sabor estaban buenas. La próxima vez a ver si mejoramos la fase del horno, que es la más difícil.
Alicia